Ramón Rada: Minería verde, una paradoja en la lucha contra el cambio climático.

A CHILE LE URGE OFRECER UN COBRE VERDE, AVANZANDO HACIA EL DESARROLLO SUSTENTABLE CON EL COMPROMISO DE TODOS

Ramón Rada, Gerente Equipment Solutions – Ferrostaal Chile S.A.C.

Hoy nos enfrentamos al cambio climático no sólo con determinación, sino también con la firme convicción de que tenemos que cambiar los patrones productivos, para construir un futuro viable para las nuevas generaciones.

Muchos países y organismos internacionales han adherido a diversas cruzadas, buscando impulsar la voluntad de cambio y reforzar los compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en todo el planeta. No obstante, mientras los países más desarrollados apelan a la conciencia social,lamentablemente, los menos avanzados de-mandan su derecho a contaminar en el camino a su desarrollo.

De aquí se desprende el concepto de “Minería Verde” que muy bien ha acuñado Finlandia, uno de los precursores de la minería sostenible. Con una política de desarrollo industrial que promueve la eficiencia en el uso de los materiales, el agua y la energía, su rol ha sido clave en la reducción de la huella ambiental que dejan los ciclos de vida de los productos de base mineral.

Reducir, reutilizar y reciclar son hoy consignas de vida, que buscan garantizar el aire limpio, con menores emisiones de carbono y material particulado. Pero, junto con perseguir la descarbonización, todos debemos preocuparnos de contar con una mayor disponibilidad de agua para el consumo humano, es decir, reducir la huella hídrica industrial al recircular el recurso en varios ciclos productivos.

Igualmente, una eficiente carga energética 24/7 debe ser garantizada a través de las energías renovables y el almacenamiento en grandes baterías orgánicas, en línea con la sustentabilidad que nos inspira en Ferrostaal Chile. Promover la electromovilidad y el desarrollo de combustibles sintéticos debe ser un objetivo prioritario, en un mundo cada vez más interconectado en el que circulan millones de trillones de datos alrededor de industrias como la del transporte, la aeronáutica, la salud, las comunicaciones y tantas otras

Como uno de los principales productores de cobre del mundo, Chile juega un rol protagónico. Sin embargo, enfrenta una gran encrucijada: para desarrollarse y descontaminar necesita más minería, no menos. Al mismo tiempo, la “minería verde” avanza buscando la eficiencia en el uso de los recursos naturales, para minimizar el impacto operacional, garantizando sustentabilidad e incluso equidad social.

Aunque la industria transita por el camino correcto, siempre habrá voces que buscan desacreditar su aporte sostenible, desconociendo que muchas de sus acciones van más allá de una actividad meramente extractiva. Algo así ha sucedido con las tierras raras que no se denominan “raras” por su escasez, sino porque es poco usual encontrarlas concentradas de forma pura. Son 17 elementos que al diluirse con ácido pueden generar un proceso extractivo muy contaminante.

Sin embargo, la tecnología y la demanda mundial por interconectividad y electromovilidad requiere de estas “tierras raras”, pues, sin los imanes de neodimio no existirían los auriculares portátiles ni los automóviles híbridos. Tampoco la recarga de baterías de los smartphones, que requiere de lantano, y europio para proyectar imágenes a color en pantallas LED; mientras que el samario juega su papel clave en la tecnología láser utilizada en aplicaciones industriales; y la medicina necesita estos elementos para rayos X y resonancias magnéticas.

Pese a todo, en Chile mantenemos un proyecto suspendido porque su ubicación geográfica amenazaría un bosque nativo de naranjillo en Penco, región del Biobío; un bosque que paradójicamente desaparecerá si no combatimos el cambio climático aprovechando las “tierras raras”.

Combatir el cambio climático y lograr un futuro sustentable de bajas emisiones, gracias al impacto virtuoso de la minería verde necesita, sin duda, de más minería eficiente y productiva, que genere un impacto positivo en la sociedad. Esto, de la mano de una operación responsable en todo el ciclo de vida de los productos; y también de mercados internacionales que valoren el producto minero.

A Chile le urge ofrecer un cobre verde, avanzando hacia el desarrollo sustentable con el compromiso de todos. Una minería verde que aporte “tierras raras” para combatir el cambio climático no solo requiere nuevas minas, nuevas tecnología y dinámicos modelos productivos, sino también un gran pacto de desarrollo social y cultural; vinculante y amplio, donde la minería sea reconocida y protegida como industria estratégica.

En otras naciones, la minería ilegal; ambientalmente irresponsable y laboralmente abusiva, incluso con trabajo infantil de por medio; y hasta con corrupción y analfabetismo es pan de cada día. Pero, nuestro país está marcando la diferencia. Ahora, si las trabas y obstáculos burocráticos mantienen a la industria cautiva, ralentizada y sumergida en la “permisología” que se ampara en el “cuidado ambiental”, paradojicamente podríamos ver horribles vicios sociales derivados de la falta de ejecución de proyectos, como pobreza, desempleo y degradación ambiental.

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